¡Despierta el gigante! Volcán Poás lanza rocas ardientes y pone en jaque a siete cantones | NCR Noticias


El Volcán Poás volvió a hacer sentir su fuerza durante la madrugada de este jueves 24 de abril, cuando una nueva erupción lanzó rocas ardientes con temperaturas cercanas a los 250 grados Celsius, según reportes oficiales del Ovsicori (Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica).

Este fenómeno, aunque de corta duración —apenas un minuto—, fue suficiente para encender las alarmas en el país, ya que los llamados balísticos (fragmentos de roca expulsados por el volcán) cayeron al este del cráter, un comportamiento considerado peligroso por la energía con la que son proyectados.


La columna de ceniza y gases alcanzó aproximadamente un kilómetro de altura, con vientos suaves de apenas 4 km/h que la dirigieron hacia el noreste. Aunque el evento no fue de gran magnitud en comparación con otros anteriores, sí se suma a una preocupante serie de erupciones registradas desde inicios de esta semana.

A raíz de esta actividad sostenida, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) declaró alerta roja para el Parque Nacional Volcán Poás, lo que implica el cierre total del sitio y la prohibición de ingreso por motivos de seguridad. Pero el impacto no se queda ahí: siete cantones más también vieron modificada su condición de riesgo.

Los cantones de Grecia y Sarchí fueron elevados a alerta naranja, mientras que Río Cuarto, Zarcero, Naranjo, Poás y Alajuela ahora se encuentran bajo alerta amarilla. Estas medidas buscan prevenir tragedias ante la amenaza de caída de ceniza, emisión de gases volcánicos y posibles deslizamientos en cuencas cercanas.

El Poás, uno de los volcanes más vigilados del país, ha registrado esta semana varias erupciones que han superado los 4.000 metros de altura en sus columnas eruptivas. Estas han tenido un impacto considerable en el entorno, afectando cuerpos de agua cercanos y generando preocupación en las comunidades aledañas por la calidad del aire.

Las autoridades insisten en no bajar la guardia y seguir las instrucciones de los comités locales de emergencia, sobre todo en sectores cercanos a los ríos Agrio, Anono, Desagüe y Gorrión, donde podría acumularse material volcánico transportado por el agua.

En este momento, el Poás sigue bajo constante vigilancia, mientras expertos monitorean de cerca cualquier nuevo cambio que pueda representar un riesgo mayor para la población.


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